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martes, 18 de marzo de 2014

Emma, la Gata de Ventas





Hace unos meses publicamos en este, nuestro blog, un artículo sobre la polémica demolición del edificio Simago. Gracias a la colaboración de Vicente Llópiz, el cual nos cedió gran cantidad de material para el blog y para nuestro grupo en facebook, pudimos rescatar una serie de imágenes que de no haber sido de esta manera seguramente habrían acabado en el fondo de un cajón como se suele decir.
Momento de la demolición de edificio Simago

 Entre todo ese material encontramos información referente a la demolición del edificio Simago, situado en la antigua Carretera de Aragón, hoy calle de Alcalá, con una serie de datos e imágenes de este emblemático edificio lo cual nos animó a redactar el artículo anteriormente referido.
El artículo en si tuvo muy buena aceptación, y creó un poco de polémica si cabe ya que no todo el mundo tiene la misma visión de tiempos pasados. Pero entre todas las opiniones al respecto hubo una que tras de sí guarda una gran historia.
La historia de una familia que nos cuenta de primera mano sus vivencias en el barrio de Ventas. Cuando la Carretera de Aragón hacía de Frontera entre Vicálvaro y Canillas dejando tras de sí la Villa de Madrid. Una historia contada por su protagonista, Emma. Como sus abuelos llegaron a Madrid a labrarse un porvenir y se desenvolvieron aquellos años en el barrio de Ventas.
Así nos lo cuenta ella:



SÍNTESIS  DE LA  ÉPOCA VIVIDA POR EMMA, LA GATA DE LAS VENTAS 


 Soy Emma; nací el año 1936 en Madrid, criándome en Las Ventas. 

Emma, la Gata de Ventas



Comencé a escribir mi propia historia a partir de los 9 años, un diario que me servía de  evasión por haber nacido en una época poco corriente para una niña; la guerra civil.
Fuimos cuatro hermanos: tres chicas y un chico. La hermana mayor murió con cuatro años en  un incendio provocado en el domicilio jugando con un brasero eléctrico.
Desde ese momento, yo sería la mayor de los hermanos. El único chico nació cuando nosotras  teníamos ocho y siete años. Las dos hermanas siempre hemos sido inseparables. Fuimos a la  misma escuela, juntas en los juegos y de mayores las mismas amigas, también en el trabajo  y responsabilidad. Nos gustó el mismo oficio. 
Siempre he sentido en mi interior que alguien me protegía. En ningún momento de mi vida  me he sentido sola.  ¿Sería mi Ángel de la guarda la hermana que murió en el incendio?  ¿Ese  Ángel que casi todo el mundo creemos tener? La familia decía que Emma tenía en el brazo la  señal de la quemadura de aquel fatídico día.  Yo solo tenía siete meses cuando mi hermana se  refugió en la cama donde decían yo dormía.
Recuerdo que de pequeña hablaba muy poco, solamente contestaba a lo que se me  preguntaba y me gustaba mucho observar a la gente mayor, quería hacerme mayor como ellos. 
A mi padre, aunque no era alto, yo le veía alto y grande.  Cuando fui mayor le fui viendo de estatura normal pero muy grande en su valía como persona.
No pude estudiar. Al ser la mayor me vi obligada a echar una mano a mí madre en la casa,  ¡Fue mi madre muy trabajadora y ayudé en lo que pude!
Cuando aprendí a leer, la lectura fue lo que más me evadía de la realidad de aquellos  episodios, porque la gente se quejaba y lo pasaban mal. La lectura me transportaba a otro  mundo, un mundo que lo encontraba en los libros. Yo abría el baúl que mi padre tenía cerrado para que no lo tocásemos, eran de su época de estudiante, libros para mayores y él  pensaba que no lo podíamos entender por ser tan pequeñas.
Me atraía mucho la Edad Antigua, la Historia de España.  Leía sobre los celtas y los iberos, fenicios que fundaron factorías, adelantos como la escritura, la moneda, las artes etc. Todo eso para mí era demasiado y como pensaba mi padre, la poca preparación y sin una buena base cultural, me costaba entenderlo.  Me refugié en lo único que entendía: mi barrio y la gente de mi alrededor, que era lo más pequeño y también maravilloso.

Familia Aguilar Galiano en Las Ventas




He visto a lo largo de mi vida cambios increíbles, como escribir con la pluma mojándola en el tintero con el cuidado de no derramarla y poco después salieron los bolígrafos.
Ver los tranvías y el cambio por los autobuses, el carbón por la vitrocerámica, los cables de la luz por todo Madrid, los tendidos eléctricos ya cubiertos con las regletas que estéticamente  agrada, los que vendían con sus carretas cacharros por trapos, cómo se expresaban. Los cambios en las peluquerías, que teníamos cantidades de aparatos para hacer permanentes, con aquel carburo, que teníamos mucho cuidado para evitar las quemaduras al cuero cabelludo: cuando salió la permanente en frio, fue un descubrimiento importante.
El adelanto en la medicina  con los trasplantes de órganos, esas operaciones de corazón. En la mujer y también en el hombre trasplante de pelo, la estética, los “botox” en la cara, que ya no  se sabe si es la hija o la madre, los pechos, que no se sabe si son naturales o postizos,  las prótesis que asombran al mundo tan necesaria.
Manos asombrosas de cirujanos y especialistas en nuestra España. El avance en la tecnología se ha superado en muy poco tiempo. Los móviles, que te puedes comunicar en momentos de peligro, por excursiones,  donde estés, tan útiles dónde estás viendo a tú interlocutor. Simplemente un portátil donde escribo y me corrige mis faltas de ortografía.  ¡Maravilloso!     
La mujer en mi época no era nadie. Yo tuve suerte y mi padre respetó mis ideas, pero en general  la mujer dependía mucho del machismo del hombre:
¡No hace mucho cambiaron tantas cosas!  Hace tiempo la mujer no conducía camiones, hoy día, ambulancias y también son bomberas y conduce tanto el hombre como la mujer. Los hombres rara vez se les veían con los niños en los brazos, ahora los cuidan como nosotras y se ocupan con toda naturalidad, es muy bonito verlo. Ahora voy viendo como hay mujeres que acceden a puestos antes prohibidos para nosotras. 
Aunque sé que también teníamos mujeres en puestos de mucha importancia como Marie Curie,  mujeres  independientes como mi tía comadrona desde el año 1930. Pero eso es otra cosa: me refiero en lo general.
A pesar de tantos adelantos como los que he enumerado y  otros que no conozco pienso que  el mayor adelanto que ha recibido el hombre ha sido el fuego; sin él no hubiera habido nada.
Trabajé de mayor de peluquera hasta los 26 años. Y mi vida ha sido muy interesante. He  conocido muchas personas de gran valía. Mi trabajo me ha proporcionado conocer a esas personas  que no he olvidado.

Interior de la peluquería de la familia de Emma

La ilusión de mi vida era ver prosperar y avanzar en los trabajos y negocios de mi familia… ¡Me tomé ese deseo durante mi juventud!...  Hacer lo posible por mejorar y ayudar en esa época  tan dura como la posguerra.
Me ha gustado siempre la casa en la que me he criado y mi barrio de Ventas, donde desde mi ventana veía las  puestas de sol y cuando se escondía, quedaba un cielo rojizo. Al anochecer me  gustaba el azul del cielo con tantas  estrellas.

La ilusión de mi vida es como siempre, volver a mis Ventas. Cosa difícil pero vivo con ese pensamiento.  

EMMA AGUILAR


Emma Aguilar plasma la historia de su vida en su propio blog La gata de Ventas. Emma manda  cartas a su hijo Miguel Aguilar y este a su vez trascribe todo el contenido al blog de Emma que hasta ahora cuenta con un total de 23 entradas.

Así pues comparto el Blog de Emma la Gata de Ventas con todos mis amigos y vecinos del barrio de San Pascual y espero que disfrutéis con el tanto como yo. 

Por último agradecer a Emma, a Sebastián Aguilar, su marido, y por supuesto a Miguel, su hijo, la colaboración con nuestro blog y les deseo de todo corazón que algún día puedan ver cumplido su sueño de volver a sus Ventas

¡Muchas Gracias Emma.!


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